Conocí a Juan cuando entré en la facultad de Filosofía y Letras que por aquellos años estaba en Avda. Independencia 3065. Yo vivía en Vicente López y tomaba dos colectivos: el 152 y me bajaba en Avda. Santa Fe y Pueyrredón donde me subía al 41.
Pero un día que fui más temprano porque quería comprar un par de libros me bajé en la siguiente parada. Y ví cruzando Santa Fe una librería llamada “Huemul”. Entrar y enamorarme del lugar fue todo uno. Techos altos y libros hasta arriba de todo, millones de libros en el fondo. Y sobre una de las paredes una escalera. Levanté la vista y lo ví.
Empezamos a salir ese mismo día. El me fue a buscar a la facultad y fuimos hasta la confitería “Mignon” en Cabildo y Juramento. Nuestro tema: los libros. El trabajaba en la librería y estudiaba derecho.
Mis visitas a la librería se hicieron muy frecuentes. Entre libros y papeles nos fuimos enamorando. Los dueños ya me consideraban una más del grupo.
Y Juan me decía con su voz grave y tierna “Muchacha ojos de papel. Estamos escribiendo un libro juntos vos y yo”.
Así, entre papeles llenos de palabras empezó todo. Siempre seré su muchacha ojos de papel. Lo sé. Su voz suave y siempre dulce sigue conmigo: Su Muchacha ojos de papel.
Como curiosidad agrego que en esa esquina de Cabildo y Juramento ahora hay una librería conocida muy grande.