Suave... es apenas una brisa tibia en mi torso desnudo. Me pidió que cerrara los ojos. Aquí, desnuda en la cama. Me entrego al momento.
Ahora la brisa casi no se siente. Hay un roce sutil que reposa unos instantes en mis clavículas y luego comienza a bajar muy despacio desviando hacia mi seno derecho y rodeando mi pezón con timidez.
Imprevistamente toma mi mano y la dibuja con su roce. Dedo tras dedo, dorso y palma. Allí deposita algo. No logro adivinar qué puede ser. Su mano toma mi muñeca y dirige esa mano hacia mi pubis, con delicadeza abre mi vagina y vierte dentro el contenido de mi palma.
Creo que he sido fecundada
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