domingo, 10 de agosto de 2025

MARIO 2da parte: El Beso

 

Las cartas se sucedían durante todo el año excepto cuando Mario venía a Buenos Aires de paseo con su familia y durante las vacaciones en Mar del Plata. Íbamos creciendo y liberándonos de las actividades familiares. Salíamos en el colectivo 152 para ir al encuentro de los cines y, fundamentalmente, de las librerías, mi gran debilidad. Caminábamos desde av. Santa Fe hasta av. Corrientes donde el mercado de libros era más amplio que en cualquier otro lugar. Librerías grandes, profundas con hileras que se encimaban unas sobre otras y de las cuales yo siempre salía con un libro nuevo en las manos.

Las vacaciones eran otra cosa. Playa, caminatas a la orilla del mar y salidas a la peatonal San Martín. Hubo un año, sin embargo, que fue diferente a los otros. Mi hermana, que por esa época ya había ingresado en la facultad, tenía un grupo de amigos bastante numeroso y una noche, en vez de ir a bailar, eligieron ir a la playa a hacer un fogón y guitarrear. Mario y yo nos colamos sin que se dieran cuenta siquiera. Eligieron el lugar entre los médanos de Punta Mogotes. Se armó la fogata y nos fuimos acomodando a su alrededor. Mario y yo quedamos en 2da fila ya que la fogata no era muy grande y los concurrentes eramos una banda. Me senté y Mario se puso atrás mío, me tomó suavemente de los hombros y yo apoyé mi cabeza en sus rodillas para mirar las estrellas. Mario se inclinó y con gran ternura y suavidad me dió un beso en los labios. Fue como si las barbas de una pluma me rozaran con delicadeza. No pasó de ahí. Mario irguió su espalda y quedó en silencio mirando el mar. Yo quedé pensando que Mario me había dado mi primer beso en la playa bajo las estrellas.



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